Una mañana no hubo toques. Herr Keiser nos iba a demostrar no sé qué referente a la electricidad. Mientras preparaba el experimento, todos nuestros ojos lo seguían como en trance. Finalmente, tomó en sus manos el extremo de un alambre y dándole el otro extremo a uno de sus ayudantes le ordenó que lo conectara en el polo negativo. El ayudante lo conectó, por equivocación, en el polo positivo.

 

El salto que Herr Keiser dio hubiera seguramente ganado una medalla de oro en alguna competencia. Pero no siendo así, nos dejó a todos perplejos. Por fortuna, el desafortunado ayudante desenchufó de inmediato la conexión. De momento quedó Herr Keiser aguado como un hilacho - sin fuerzas y sin hablar. Nosotros idem y a la expectativa. Una vez que se recobró, nos acusó de quererlo matar y como para subrayar su acusación, barrió con la mirada a todo el grupo terminando con un «RAUS» colectivo. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga. Los toques eléctricos matutinos se acabaron. Y no teniendo la conciencia muy tranquila, Herr Keiser jamás llevó el incidente ante el Director.